domingo, 25 de octubre de 2009

No-presencia

Hay caminos que parecieran nunca cruzarse, se ven a lo lejos, se observan, incluso pueden llegar a conocerse bastante bien, pero el cruze final se mantendría suspendido por un tiempo indefinido parecido a la eternidad. ¿Pero que quiere decir exactamente esto? Una realidad tangible. Positivismo puro. La negación de la experiencia de la fantasía. Lo real o lo fantaseado. Como cuando leemos, extasiados, no sólo conociendo, sino que (cuasi) vivenciando lo que en ello se narra. La magia reside en la mano del escritor. Su semblante se mide en lo subjetivo: "Evocaste lo esperado o no". Lo demás es parte de una bohemia clásica. Insufrible. Lo expresado, aunque expresado, es inefable, porque es un artificio, es el artilugio cósmico de decir lo otro, lo no-expresado. Lo demás es palabrería, es el saber que sabes y de jactarte de ello. Una neurosis absurda.

Yo conozco, yo he vivido, he sentido. Eso es lo importante. Un libro es como una fuente de maná, de energía, que al transmitirse a una células inhertes causen movimiento: Alegría, dolor, lástima, lo que sea, lo que se imagine. La palabra. Es la capacidad de evocar la no-presencia.

2 comentarios:

J dijo...

Que bello, viejo.

claudia ortiz dijo...

nombrar lo no nombrado, ponerle una palabra a lo que no la lleva... lo inefable, vos lo dijiste. Muy bueno